martes, 5 de abril de 2011

El futuro

Por las tardes nos acercábamos a la verja del geriátrico. Allí nos entreteníamos en molestar a aquella vieja tan loca que paseaba hablando sola. Todas la tardes, hasta aquella en que mirándome muy fijamente dijo: Un día ésta será tu casa.

5 comentarios:

  1. Claro, a cada puerco le llega su sábado. El texto, no sé, es como un golpe. Me encanta.

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  2. Muy expresivo Elena, muchas gracias.
    Como un golpe, me gusta tu crítica. Gracias Susan. Saludos a las dos

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  3. No sabían que era adivina.
    Tremendo.

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  4. Es verdad Torcuato, no sabían nada de ella, sólo querían burlarse. Saludos

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